Distancia de rescate
de Samanta Schweblin
“-David se había acuclillado en el riachuelo, tenía las zapatillas empapadas, había metido las manos en el agua y se chupaba los dedos. Entonces vi el pájaro muerto.
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Rezar como loca, rezar como nunca había rezado en mi vida. Pensarás por qué no corrí a la guardia en lugar de encerrarme en la habitación, pero a veces no hay tiempo para confirmar el desastre, lo que sea que hubiera tomado el caballo lo había tomado también mi David, y si el caballo se estaba muriendo no había chances para él. Lo supe con toda claridad, porque yo ya había escuchado y visto demasiadas cosas en este pueblo: Tenía pocas horas, minutos quizá, para encontrar una solución que no fuera esperar media hora a un médico rural que ni siquiera llegaría a tiempo a la guardia.”
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