jueves, 17 de junio de 2021

 


"El río" de Mirta

    Me gusta subir al auto, y dirigirme hacia la costa del rio, allí estacionar y poner mi música favorita en el celular.

    Comienzo a dejar en libertar mi imaginación, y a la vez observo el agua en calma, golpear suavemente sobre la orilla.

    Generalmente esto lo hago de mañana muy temprano, la bruma cubre toda la extensión hasta lo más profundo, comenzando en la costa hasta perderse en el infinito.

    Entonces pienso en las historias que muchas veces  abran inspirado este panorama, el rio, la bruma, la costa y el horizonte que solo encontrará su límite al tocar la otra orilla  a muchos kilómetros de aquí.

    Por este lugar seguramente desfilaron variados personajes, pescadores, enamorados, niños, familias, todas vidas distintas y a la vez, variadas esperanzas y sueños suspendidos en el tiempo.

    Recuerdo cuando era pequeña, los domingos veníamos en familia a pasear por la ribera del rio, una fiesta para todos.

    Tengo presente, que siendo ya adolescente pensaba en otras cosas, ya no solo chapotear en la orilla, sino subir a una embarcación y comenzar a navegar sin un destino fijo, a cualquier sitio y descubrir nuevos lugares, nuevas costumbres y aprender el idioma de cada región, su forma de vida según sus posibilidades, su clima y lo que la generosa naturaleza le brindara a cada uno de ellos. Acuden a mi memoria lo estudiado sobre los colonizadores que vinieron a estas tierras, desde grandes distancias rumbo a lo desconocido, de tierras muy lejanas y así construyendo nuestra historia y la de miles de pueblos de América.

    El río nunca supo de desperdicios, en él se desarrollaron numerosas vidas, en él navegaron ilusiones, economías, ambiciones de conquista.

    En sus orillas aguardaban los indígenas con sus lanzas, sus mitos y creencias, muchas veces fueron colonizados y otras, salvajemente asesinados sin piedad.

    Ahora vuelvo a la realidad, la música sigue acompañándome desde mi celular, ya la bruma se disipó, el río una vez más brilla en todo su esplendor, miro a lo lejos y me digo a mi mismo, otro día volveremos y seguiremos hilvanando distintas historias a través de la mente.

    Mientras el río sigue golpeando sobre la orilla guardando en su cauce los viejos recuerdos de sus orígenes.







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