Hoy escribe Gladys Veléz...
"Noche de reyes"
En el porche habíamos dejado comida y agua para los camellos.
Vivíamos en Azcuénaga 311.
Papá había cortado el césped.
Mamá nos ayudó a juntar el pasto e hicimos una montañita bastante alta como para que los camellos tuvieran suficiente alimento. En una palangana vieja de aluminio pusimos agua.
Esa noche nos mandaron a dormir bastante temprano. Mamá nos recomendó dejar los zapatos cerca de la puerta del dormitorio.
Un trueno me despertó y sobresaltada me acurruqué.
Néstor de un salto se metió en mi cama y me obligó a correrme, bien al borde; ahí quedé, haciéndole lugar. Él se tapa la cabeza con la sábana y yo hacia equilibrio para no caerme.
Los relámpagos iluminaban el cuarto y las sombras que proyectaban los muebles me parecían monstruos amenazantes.
Mi hermano era pequeño y con razón sentía miedo.
La tormenta se mezclaba con ruidos extraños.
Me pareció escuchar risas.
Me pareció oír "shhh…que se van a despertar..."
Me pareció que esa noche entre sombras y ruidos se escapaba la última inocencia.
La mañana del 6 de enero de 1947 el sol entró a raudales en la casa.
Néstor, que siempre fue remolón para levantarse, fue el primero en correr hacia los zapatos.
Junto a sus botitas con plantillas del Dr. Scholl había una bicicleta. Una bicicleta de color celeste metalizado con rueditas de apoyo en la parte trasera. El asombro y la alegría no podían reflejarse mejor en su cara.
Junto a mis zapatos Guillermina blancos había una caja enorme con una muñeca Marilú. Casi temblorosa la tomé en mis brazos y acaricie sus rulos.
Veo a papá y a mamá contemplando la escena.
Néstor se acordó de la comida de los camellos y fuimos al porche. No había nada, la palangana estaba vacía y unos terrones de barro ocupaban el lugar del pastito.
Esa mañana se restableció el orden que había perdido durante la noche y nunca más dudé de la llegada de los Reyes Mago.
Tal vez por eso, hoy 5 de enero del 2021, dejaré en un porche imaginario mis zapatos para que los Reyes Magos nos traigan salud, paz y que le lleven a Néstor en la estrella donde esté la sonrisa iluminada de sus nietos.
Que tierno,auténtico y emocionante recuerdo.Gracias por compartirlo.
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