miércoles, 10 de junio de 2020


"La palabra que sana"

"Atajos y caminos reales" 
                                                  A María Ignacia, Ñata. 
                                                       Manuel Eduardo, Lito
                                                     In memoriam. 
Fragemento:
    " El sol sufría de pereza esta mañana. El perfume a café recién preparado y las tostadas que Emma estaba haciendo me obligaron a apurar mi arreglo personal. Cuando me reuní con mis amigos en el comedor las cortinas  estaban totalmente corridas y a pesar de lo nublado el lago se veía majestuoso. Una brisa persistente ondulaba su superficie.
    __Emma me dijiste que me contarías la historia de ese Barón Biza.
    __Cuando mis padres vivieron en Alta Gracia esa historia era la comidilla de los cordobeses porque alrededor de esta familia se unían las excentricidades y las tragedias.
    __ ¿Dónde es Alta Gracia?
    __Alta Gracia es una hermosa ciudad de la provincia de Córdoba.
    __Tanto Alta Gracia como Córdoba me suena a España.
    __Aquí todo es así. Algarrovillas de Alconetar y su santuario de Alta Gracia le dio nombre a nuestra ciudad.
    __No todo mujer, porque en la dichosa novelita de El Barón hay palabras que me sonaban a italianas o ¿me equivoco?
    __No, no te equivocas, recurre al “cocoliche” el protagonista para situarnos a los lectores en el extrañamiento, hay extrañeza en la identidad narrativa.
    __A su juego la llamaste. Dijo Juan, riéndose.
    __ ¿Y cómo sigue tu cuento? Miré a Emma haciendo caso omiso al comentario de Juan.
    __Bueno, te contaba que mis padres vivieron allí, era una ciudad regia, señorial, el Sierras Hotel albergaba a lo más granado de la sociedad argentina. Fueron huéspedes Fabiola de Bélgica  y el príncipe Leopoldo Balduino, Einstein dicen que pasó por allí y que los huéspedes se deleitaban con la música de Manuel de Falla, que vivió y murió en Alta Gracia.  Muy cerca de la ciudad, sobre la ruta que lleva a la capital cordobesa se levanta un imponente monumento. Por aquellos tiempos era muy visitado, el ala de un avión es la forma impresionante que tiene el mausoleo. La mujer que está allí enterrada es Myriam Stefford una aviadora que fue esposa de Raúl Barón Biza, el padre del autor del libro “El desierto y su semilla”. Dicen que Myriam era actriz en Viena y que cuando se casó con el millonario Raúl dejó todo y se dedicó a tomar clases de piloto aéreo. Realizó un raid con el avión “Chingolo I” y después de tener un aterrizaje de emergencia por el norte argentino, siguió volando en el “Chingolo II” y se estrelló en la provincia de San Juan, cerca de Marayes, donde perdió la vida. Para evocar su memoria Barón Biza mandó construir el mausoleo que tiene ochenta y dos metros de altura y se inauguró en 1935.
    __Bonita historia.
    __Hasta allí todo bien, fíjate que a seis metros de profundidad está la cripta con los restos de Myriam y dicen que allí están también sus joyas.
    __ ¿Por qué dices hasta allí, qué pasó?
    __El  mausoleo ha sido saqueado y contaban mis padres que había una placa de mármol negro que decía: “Maldito sea el violador de esta tumba”. Pero el libro que tú leíste en Buenos Aires cuenta otra historia que también tiene mucho de verdad y es la de la madre del autor, que fue víctima de terribles quemaduras en la cara porque su marido le arrojó ácido.
    __Bueno, bueno, esto sí que se va poniendo interesante.
    __Por eso te dije excéntricos y trágicos los Barón Biza. Suicidios tras suicidios el autor de la novela también se suicidó.
    __Gab, me acompañas al centro ¿verdad? Dijo Juan.
    __Sí, si voy a buscar la cámara fotográfica y un abrigo. Parece que el sol está un poco remolón hoy día.
    __Esta noche te completo el cuento, porque la mujer quemada era una Sabattini. Ya te enterarás, gallego.
    __No me cambies de terruño, que aquí a todos nos llaman gallegos pero yo pertenezco a otro país.
    __Apúrate, separatista, apúrate. Decía Juan muerto de risa.
    __Que sí, hacemos límite con España, pero nosotros somos otra cosa.
    Las risas seguían hasta que Emma nos saludaba desde el jardín y el auto tomó la avenida Bustillo para mezclarse con el tránsito." 

          Vélez, Gladys: Atajos y caminos reales, Edición del autor, Quilmes, 2011, página 45. 

Analizan expropiar el monumento a Myriam Stefford | La Voz


7 comentarios:

  1. Que bueno Gladys,interesasnte la historia,muy informativa,gracias.

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  2. Hola Gladys ,La historia de Barón Niza fue .un conocida en la época de nuestros padres mi madre siempre la contaba así como nosotros contamos ahora la de Nora Dalmazzo , pienso que nos estamos quedando sin referentes, pero bueno son simplemente pensamientos de la añoranza.
    Con respecto al texto puedo decir desde mi óptica que tiene una belleza estilística que me cautivó


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  3. Gracias, me alegro que te haya gustado. Rosa Clotilde Sabattini fue una gran educadora y militante política, su vida y obra merece ser conocida.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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