Terminamos la lectura de "Tacos altos" de Federico Jeanmaire.
La novela en su brevedad, nos abre variedad de matices interpretativos.
El tema de la identidad se impone como centralizador de la trama que no descuida el efectivo uso del lenguaje en su cruce con las reglas entre el español y el mandarín.
El paso de la adolescencia a la adultez en tiempos de globalización y desplazamientos; marginalidad e inseguridad con corrupción y muerte se adentran en el policial.
"Tacos altos" es una novela que dio paso a muchas reflexiones entre ellas la que sigue de Nilda Alaimo.
Su Nam su protagonista, una bella, sensible e inteligente adolescente de quince años, escribe en español desde la fea plaza de Suzhou junto a su abuelo que vende bichos comestibles . Lo hace para no olvidar los diez años vividos en Glew acompañando a su padre que tenía un supermercado. Pero al ser incendiado por unos vándalos el comercio de su padre se va con sus abuelos a China. Habla en presente, se rebela contra los tiempos verbales, porque el pasado es amargo y el futuro es lejano y no lo puede vislumbrar.
Los tacos altos son un símbolo de ese ritual de iniciación en que pasa de ser niña a ser mujer para un determinado cometido: ser traductora espía en una negociación.
Uno de los temas centrales que plantea este libro es el de la identidad. Ya en la primer página “se pregunta si está en el momento en que cada hombre y cada mujer son". Esta inquietud es el detonador que la hace escribir sobre el revés de una palangana. La lengua es el gran componente de la identidad.
Se pregunta qué clase de híbrido es ella, si es china o argentina ; si su manera de reaccionar frente a las grandes decisiones es la casi cobarde y conservadora de su madre o la orgullosa y temeraria de su padre? Se pregunta: ¿Hay que cambiar la identidad según las circunstancias? O ¿Entrar a la vida madura es convertirse en alguien que se encierra en sus convicciones en su mundo (como el padre que se atrinchera tras la reja con una pistola) alejado de la realidad y peligros que lo rodean?
Entrar a la vida madura es aceptar lo que somos, ser autocríticos y mejorar si creemos en la fealdad de nuestros actos. Por qué no lo acaba de entender; por qué es al revés. Se contesta a sí misma, que quizá el único camino para sobrevivir como ser maduro es ser malos como los demás y arreglar las injusticias que ellos cometen. El aprendizaje de la vida se parece mucho-dice el padre-al de las maldades humanas. Debemos ser la peor versión de nosotros mismos para sobrevivir. Es duro pero es el mensaje que nos trae la dulce Su Nam que piensa que hasta puede arreglar por cuenta propia aquellas injusticias que la sociedad no repara.
Al terminar el libro nos da la sensación que el mundo es un caos, que los adultos con nuestros actos nos obstinamos en enseñarles lo peor a los adolescentes, que son los herederos de lo bueno y malo que nosotros hemos sembrado. Al finalizarlo y asistir a la decisión que toma Su Nam , toda esa bondad que anida en la joven adolescente se borra. Y nos deja la sensación de cambio en su futuro.
Esta reflexión nos lleva a la ”teoría del caos o del efecto mariposa”. Teoría que se resume en esta frase: “El batir de las alas de una mariposa puede provocar un huracán en otra parte del mundo”.
Todos nos habremos preguntado alguna vez: Si yo hago un movimiento en lugar de otro, decimos una cosa en lugar de otra, esto afecta la acción que hagamos y ésta a la siguiente y a todos a nuestro alrededor y así continuamente…
Cada acción que hacemos afecta a cada cosa existente. Es como las fichas de un dominó, todo está conectado, si se mueve una ficha en lugar de otra, el futuro del juego será distinto.
Las decisiones que toma Su Nam cambian radicalmente su futuro.
NILDA ALAIMO