miércoles, 20 de mayo de 2020



                                 "La palabra que sana"

    Hoy escribe Nilda Alaimo...

  Un bicho con coronita



     En un país un poco lejano, unos despreciables, agresivos, malvados microbios se propusieron destruir la raza humana. El que parecía ser el jefe les comunicó su decisión de atacar a todos los seres humanos y hacerse dueños del mundo.
     Con los ojos rojos de ira pregonaba: " ¿Acaso no nos llamamos coronavirus? ¿Acaso no tenemos una corona en nuestra cabeza y por ello debemos ser los reyes del mundo?"
     Pero… el más pequeño dijo:" ¿Cómo vamos a atacar al mundo si no tenemos piernas para hacerlo ? los humanos son grandes, más fuertes que nosotros y además …mi Dios !Tienen armas letales¡"
     Al principio los envolvió un oscuro silencio. Pero luego el jefe reaccionó y dijo: "¿No saben que nuestra principal arma es la de ser invisibles y poder atacar a uno, después a otro y luego esparcirnos entre ellos?"
    Y así fue como impulsados por un viento negro con olor a muerte, se desparramaron por el mundo, saltando de hombre a hombre en sus sonoros estornudos, en sus risas desbordadas, en sus cálidos abrazos.
   Los hombres, desprevenidos, no tenían armas para luchar contra ese enemigo invisible. Ante esta amarga noticia y frente a un negro futuro los hombres cayeron en una profunda desesperación. Hasta que un día alguien, con sentido común, pensó que si esos enemigos invisibles saltan de uno al otro, ellos deberían no agolparse, no estar apiñados y quedarse en casa tratando de estar alejados unos de otros."¡Así los dominaremos!" gritaron desde la esperanza.
   El mundo comprendió pero luego ... se preguntó: "¿aguantaremos el no sentir el calor de la mirada de los otros, la dulzura de sus caricias, la brillantez que dan al alma los abrazos? ".
  Sin embargo entendieron que las victorias más importantes se logran con armas invisibles a los ojos: la imaginación, el estudio, la investigación…Así es como todos los hombres de ciencia, ante la imperiosa necesidad de encontrar una contraofensiva también invisible se dedicaron a investigar en sus laboratorios. Hasta que no lo logren no cesarían en su intento.
"¡Ya los venceremos!" dijeron al unísono. Cuando los virus se vayan, la gente se encontrará de nuevo, soñará nuevas visiones y creará un mundo mejor.



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