"La ruptura" de Elena Poniatowska (Fragmento)
Ella sintió que las palabras aleteaban en el cuarto antes de que él las dijera.
Con una mano se alisó el cabello, con la otra pretendió aquietar los latidos de su
corazón. De todos modos, había que preparar la cena, hacer cuentas. Pero las palabras iban de un lado a otro revoloteando en el aire (sin posarse) como mariposas
negras, rozándole los oídos. Sacó el cuaderno de cocina y un lápiz; la punta era
tan afilada que al escribir rompió la hoja, eso le dolió. Las paredes del cuarto se
estrechaban en torno a ella y hasta el ojo gris de la ventana parecía observarla con
su mirada irónica. Y el saco de Juan, colgado de la percha, tenia el aspecto de un
fantasma amenazante. ¿Dónde habría otro lápiz? En su bolsa estaba uno, suave y
cálido. Apuntó: gas $18.00; leche $2.50; pan $1,25; calabacitas $0.80. El lápiz se
derretía tierno sobre los renglones escolares, casi como un bálsamo. ¿Qué darle
ole cenar? Si por lo menos hubiera pollo; ¡le gustaba tanto! Pero no, abriría una
lata de jamón endiablado. Por amor de Dios, que el cuarto no fuera a oler a gas.
Juan seguía fumando boca arriba sobre la cama. El humo de su cigarro subía,
perdiéndose entre sus cabellos negros y azules.
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